Mi vida a los 33 es una constante de aprovechar cada segundo de mi presente, sin perder de vista el futuro.
A los 33 ya no se sueña únicamente; se trabaja duro y parejo, sin perder la dosis de realismo, por alcanzar metas. Los sueños se vuelven metas.
La vida a los 33 se convierte en un asunto de prioridades, hacer lo que te haga verdaderamente feliz, sin olvidarte de que también hay cuentas que pagar.
A mis 33, gasto más dinero en cuidar de mi salud, que en ropa y zapatos.
Con mis 33 años a cuestas, viajar se ha vuelto una necesidad inherente de mi alma y cuerpo y es por ello que en pocas semanas me vuelvo a ir de viaje, por 15 días, sí, para mí eso es mucho, es la primera vez que viajo por tantos días al extranjero. Antes he viajado de 2 a 7 días a lo mucho, y sí además de invertir en mi salud, también disfruto mucho en ahorrar para poder viajar cada cierto tiempo.
Con mis 33 años y siendo hija única, no puedo olvidarme de pensar no solo en mi futuro, sino también en el de mis padres, ser consciente de que solo si yo me encuentro bien tanto de salud como en otros ámbitos de mi vida, solo así es que podré ayudar a que el futuro de mis padres sea el mejor posible. Es mucha responsabilidad, pero al tener 33 años de vida a cuestas, ese crudo final al que todos le tememos, se acerca no solo a ti, sino también a los tuyos. Cuando caes en cuenta de ello, es que valoras mucho más cada segundo que pasas al lado de tus seres queridos; y no permites que nadie te impida alcanzar esos momentos de felicidad que tanto bien te hacen.
A mis 33 años te puedo decir a tí querido lector, que la vida definitivamente no es un camino sencillo por recorrer, pero sí es un camino que te permite conocer el significado de lo que es el amor, la felicidad, la familia.
Un abrazo con mucho cariño para tod@s ustedes mis chic@s lind@s, sea cual sea la edad que tengan, nunca se olviden que la vida se ha hecho para disfrutarla hoy, no mañana, AHORA, y no te detengas, aunque tengas miedo de tomar decisiones drásticas, NO TE DETENGAS. ¡Lo mejor está por venir! Confía en mí.
Besos,
Ana López Jiménez