He allí el dilema…
Hace 10 años, lo más cercano a lo que vendría ser hoy en día un influencer, sería un político, un artista de televisión, de teatro, de cine, de artes plásticas; un escritor, un periodista…
Hoy en día Ser Influencer se mide por la cantidad de seguidores, por el nivel de interacción que tienes con tus seguidores, y el alcance que tienen tus publicaciones, se miden con cifras.
No importa si lo que compartes con tus seguidores no sea algo intelectualmente elaborado, solo se requiere que la gente se quede enganchada, aunque sea solo por morbo y chisme. No importa.
Ser Influencer hoy en día es sinónimo de Mediático, no importa si es a consecuencia de Escándalos o porque eres el chico o la chica de moda, porque sales en la tele o porque eres “el novio o novia de”.
Entonces prefiero No Ser Influencer, porque el término ya no está dicho dentro de un contexto admirable y enriquecedor.
Prefiero que me sigan llamando Blogger porque escribo en un blog sobre lo que pienso y siento. Aunque dicen por allí que ser Blogger ya no está de moda, entonces prefiero que tan solo piensen que Ana de los Angeles López Jiménez es una mujer profesional apasionada por la redacción, dueña y señora de su vida, sus victorias y fracasos, pero auténtica siempre auténtica.
Y ustedes ¿qué opinan?