Este Jueves Santo comencé el día con una hora de gimnasio, ahora me preparo para un almuerzo familiar y en la tardecita saldré a pasear por la ciudad. No pude viajar, ya que pefiero ahorrar dinerito para mis vacaciones que espero tomar a mediados de este año.
Dedico este post a todas las maravillas que existen sobre la tierra como son: una sonrisa sincera, la calidez de la luz solar, el amor que le tenemos a nuestras mascotas, la belleza natural de nosotras las mujeres, la capacidad que tenemos los seres humanos de perdonar y curar heridas valiéndonos sólo del tiempo y reflexionando mucho sobre nuestros actos.
No somos perfectos, eso está claro, pero procuremos hacer las cosas bien, no hacer daño, tratar a los demás bien, así como nos gustaría que nos traten, siempre con mucho amor y comprensión. Seamos sencillos, porque la humildad es la cualidad más noble que podemos tener. No le den valor al dinero más que el justo y necesario. No seamos hipócritas, hablemos siempre con el corazón y dejémonos guiar por la razón.
Debemos agradecer al ser supremo que nos cuida desde el infinito, que aunque a veces nos mande pruebas difíciles de soportar, no lo hace para lastimarnos, lo hace porque sabe que necesitamos aprender y que después de tanto esfuerzo y sufrimiento nos espera su abrazo cálido y puro. Se los digo por experiencia propia.
Un fuerte abrazo a todos y recuerden darse un tiempo esta Semana Santa para pensar en Dios que nos regaló la vida de su hijo Jesús para que podamos salvar nuestras almas. Hágamos las cosas bien. ¡No lo defraudemos!
Ahora inspírense… 🙂
Besos,
Ana de los Angeles.